La patada al balón que el base murciano José Antonio Marco dio al finalizar el partido mostró la rabia contenida que el joven jugador ha soportado durante toda la temporada. Tuvo que ser en el último partido y por mor del despido del norteamericano con pasaporte polaco Chris Thomas, debido a no sabemos muy bien qué, le llegó la oportunidad al de Abanilla y, desde luego que la aprovechó, dirigiendo con soltura y anotando en momentos muy importantes del choque.
Todos pensábamos que con la retirada de Pablo Martínez, Marco iba a tener muchos más minutos de juego, pero en el partido disputado en Madrid, ante el Real, su entrenador le quitó la (poca) confianza que tenía, al marginarlo en el banquillo mientras, el hoy repudiado Thomas, jugaba prácticamente todo el encuentro.
Del partido poco se puede decir, un paupérrimo marcador de 59 a 60, que habla de los nervios que afloraron por el pabellón maño, pero con la importancia del buen comienzo murciano, 7-16, y que mantuvieron hasta que el argentino Paolo Quinteros apareció en la pista, aportando los puntos y la tranquilidad que el resto de sus compañeros no tenían.
En el tercer cuarto los zaragozanos se pusieron por delante, pero los de Hussein aguantaron la presión y llegaron al final del partido con opciones de victoria, sobre todo, con el triplazo de Robles, que dejaba el electrónico en empate a 57. En el último minuto, un cansadísimo Quinteros intentó la penetración pero la ayuda de Moss forzó la falta en ataque, para mi clara, y la posibilidad de tener el último tiro para Murcia a falta de 7 segundos. Se la jugó Dean, los de Alberto Angulo no hicieron falta, y cuando parecía que se llegaba a la prórroga, porque el escolta norteamericano no tenía opciones de encestar, los colegiados señalaron falta personal al defensor del CAI, Cvetkovi, que en directo no pareció, pero que en las repeticiones se ve el empujón del jugador serbio. Dean anotó el primero, tiró a fallar el segundo y ahí se acabó el partido, con la alegría inmensa de la delegación murciana y con algún otro llorando ¿de alegría?
Si ganar en Zaragoza era dificil, mucho más complicado será encontrar las ayudas y patrocinadores necesarios para seguir en ACB la próxima campaña, y resolver las importantes dudas que se tienen en cuanto a la gestión del club. ¿Seguirán los actuales rectores? ¿Habrá limpieza? ¿Qué pasa con los patrocinadores que no han pagado? ¿Las administraciones públicas se harán cargo del club ya que son lo que lo mantienen económicamente?
Muchas interrogantes, pero con la esperanza de que la permanencia deportiva sirva para que el baloncesto ACB continúe en Murcia.
Todos pensábamos que con la retirada de Pablo Martínez, Marco iba a tener muchos más minutos de juego, pero en el partido disputado en Madrid, ante el Real, su entrenador le quitó la (poca) confianza que tenía, al marginarlo en el banquillo mientras, el hoy repudiado Thomas, jugaba prácticamente todo el encuentro.
Del partido poco se puede decir, un paupérrimo marcador de 59 a 60, que habla de los nervios que afloraron por el pabellón maño, pero con la importancia del buen comienzo murciano, 7-16, y que mantuvieron hasta que el argentino Paolo Quinteros apareció en la pista, aportando los puntos y la tranquilidad que el resto de sus compañeros no tenían.
En el tercer cuarto los zaragozanos se pusieron por delante, pero los de Hussein aguantaron la presión y llegaron al final del partido con opciones de victoria, sobre todo, con el triplazo de Robles, que dejaba el electrónico en empate a 57. En el último minuto, un cansadísimo Quinteros intentó la penetración pero la ayuda de Moss forzó la falta en ataque, para mi clara, y la posibilidad de tener el último tiro para Murcia a falta de 7 segundos. Se la jugó Dean, los de Alberto Angulo no hicieron falta, y cuando parecía que se llegaba a la prórroga, porque el escolta norteamericano no tenía opciones de encestar, los colegiados señalaron falta personal al defensor del CAI, Cvetkovi, que en directo no pareció, pero que en las repeticiones se ve el empujón del jugador serbio. Dean anotó el primero, tiró a fallar el segundo y ahí se acabó el partido, con la alegría inmensa de la delegación murciana y con algún otro llorando ¿de alegría?
Si ganar en Zaragoza era dificil, mucho más complicado será encontrar las ayudas y patrocinadores necesarios para seguir en ACB la próxima campaña, y resolver las importantes dudas que se tienen en cuanto a la gestión del club. ¿Seguirán los actuales rectores? ¿Habrá limpieza? ¿Qué pasa con los patrocinadores que no han pagado? ¿Las administraciones públicas se harán cargo del club ya que son lo que lo mantienen económicamente?
Muchas interrogantes, pero con la esperanza de que la permanencia deportiva sirva para que el baloncesto ACB continúe en Murcia.
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