Ángeles y Demonios es una mediocre película basada en un libro más mediocre aún, escrito por
Dan Brown, pero que ha tenido un gran éxito al amparo del "best-seller" mundial
El Código da Vinci, también del mismo autor.
Ángeles y Demonios es un libro de intrigas y misterio entre varias sectas religiosas y frente a la Iglesia Católica.
De película y de intrigas también va la historia de la continuidad o no del
CB Murcia en la mejor liga de baloncesto de Europa, y la escena está llena de personajes de todo tipo, tanto que más parece una película de
Guy Richie.
Entre la
pléyade de actores secundarios encontramos al
Presidente llorica, al
Gerente-traidor, al
Periodista oficial (por cierto, desaparecido en los últimos días), al
Alcalde-silencioso, y al
Presidente "deseado", entre otros muchos. Pero han entrado en escena los
protagonistas, los personajes principales, a saber: el
concejal ex-portero de discoteca, el
consejero post-moderno y el
"Amo" de las acciones. Junto a estos nombres también tiene una especial importancia una empresa fantasma:
Tranvimur.
La historia comienza allá por el verano pasado en el que el
Amo de las acciones dijo que se iba, que esto ya no era rentable y que no podía meter más dinero en el club, pero como nadie compraba su parte, dejaba a sus partidarios gestionando el dinero que las
Administraciones les habían conseguido para que el equipo no descendiera o desapareciera. Uno de esos patrocinadores era
Tranvimur, empresa creada al efecto por
Acciona y el
Grupo Cívica para desarrollar el tramo 0 del tranvía de la ciudad de Murcia. Este tramo, de 1 kilómetro de longitud, le servía al Ayuntamiento de la localidad para vender a sus ciudadanos un proyecto más ambicioso que sería construido por esa empresa o....¡por otra! ya que no se había hecho un concurso previo. El caso es que el tren turístico lo construyó Tranvimur, pero el concurso para construir la verdadera línea de tranvía lo ganaron las empresas
FCC y
Comsa, con lo que Tranvimur no consiguió el objetivo de llevarse el mayor contrato de obra pública promovido por el Ayuntamiento de Murcia.
Tranvimur, que era el patrocinador más importante del CB Murcia 2008-09 con una aportación de 1 millón de euros, dijo que nones, que si no había negocio ellos se bajaban del tren.
Pero lo mejor de todo es que el valedor de la entrada de esta empresa en el CB Murcia fue el
Concejal ex-portero, que viendo cómo el
Consejero post-moderno le había quitado protagonismo en la salvación del club, quiso entrar en la foto por la puerta grande.
Y ahora, cuando parecía que un grupo de empresarios liderados por el
Presidente-deseado iba a a hacerse cargo del famoso canon y de la gestión del club, aparece, de nuevo y sin previo aviso, el
Concejal ex-portero diciendo que las posibilidades de continuar en la ACB son del 20% y que no hay que buscar culpables a la deuda del club (el debe tener la conciencia muy tranquila). Esta deuda es del millón no pagado por los constructores del tren turístico y la generada por el propio club y que parece ser de unos doscientos mil euros (siendo, por ejemplo, parte de esos gastos, el fichaje frustado del francés
Frederic Weis o del mes de vacaciones que tuvo un tal
Alexis Montas por nuestra región). Claro, como no tenemos cantera que pueda ayudar cuando hay alguna baja...
En el transcurso de esta película me ha venido a la memoria otra historia en que tuve la desgracia de participar y en la que el
Concejal ex-portero también fue protagonista. Por aquellas fechas, ya bastante lejanas, mi tiempo libre (y el de otros amigos) lo dedicábamos a gestionar un pequeño club de una pedanía de Murcia, en el que intentábamos que unos cien niños y niñas jugaran al baloncesto sin más pretensión que la de hacer deporte y pasarlo bien. Como nuestros ingresos eran más bien escasos solicitamos al Ayuntamiento de Murcia un descuento en el abono de las pistas, ya que nos cobraban lo mismo que cualquier grupo de "amiguetes" que se juntaban para echar una pachanga, fundamentalmente futboleros. En nuestra misma situación estaban otros clubes del municipio de Murcia y pedimos al entonces recién designado Concejal de Deportes una reunión para llegar a un acuerdo.
Cual fue mi sorpresa al escuchar al ex portero y no titulado Concejal, cómo y en qué términos se dirigía a los allí presentes, tan asombrados como yo, de su bajeza moral acusándonos de hacer política y reclamar cosas ridículas (como los precios de las pistas de padel). Para
Él, el baloncesto de base sólo era aquel que gestionaba el entonces Juver Murcia en sus escuelas municipales, por lo que eran ellos los que tenían las subvenciones y facilidades del consistorio murciano.
De allí salimos decepcionados pero no derrotados y le montamos algo que no le hizo mucha gracia: todos los integrantes del club, desde los más pequeños hasta sus padres,nos fuimos en dirección a la Glorieta con un balón en nuestras manos, dispuestos a mostrarle nuestra disconformidad haciendo lo que mejor sabíamos hacer: BOTAR EL BALÓN, algo que de vez en cuando me recuerdan con una sonrisa algún ex-jugador o compañero de aquella época.
Por supuesto, y como ÉL nunca se equivocaba, no conseguimos nada, aunque uno de mis compañeros le dijo en un programa de radio algo que dio completamente en la diana:
"Ni el Ayuntamiento de Murcia ha podido caer tan bajo y ni tú tan alto".Hoy, lamentablemente, todo es igual y en el municipio de Murcia hay muchos clubes pequeños que siguen teniendo dificultades para encontrar pabellón y poder pagarlo, cuando en otros pueblos de la Región se cuida mucho más a los equipos de formación.
Nuestra historia actual tiene un posible "ángel salvador", el
Consejero post-moderno, que se va a dejar la piel para que el baloncesto de élite siga en Murcia, o eso dice. Pero ya sabemos, porque somos muy mayores, que no todo es como parece y que los finales son siempre sorprendentes.
A pesar de todo, y aunque nuestros políticos son muy mediocres, no creo que dejen morir al CB Murcia, ya que de cara a la opinión pública sería un fracaso absoluto además de un disparate. Otro tema será qué tipo de club me gustaría que se gestara.