Gasol en los Lakers

Esta madrugada Pau Gasol, nuestro Pau, el mejor jugador español de todos los tiempos, se ha vestido de dorado y púrpura, esos colores que tanto nos hicieron soñar allá por los 80 a un buen puñado de aficionados al basket, aficionados a trasnochar con Ramón Trecet y su Cerca de las estrellas, aficionados como yo que éramos de los Celtics de Bird o de los Lakers de Magic, igual que se era del Madrid o del Barça.

Yo era de los segundos, aunque reconocía al de Indiana como un gran jugador, sin capacidades atléticas aprovechaba su inteligencia y su técnica para decidir partidos y campeonatos, mi héroe era (y sigue siendo) Magic Johnson, el jugador que puso de moda la ASISTENCIA, sí con mayúsculas, siendo capaz de hacer mejores a sus compañeros. Es verdad que tenía a su lado a uno de los mejores pívot de la NBA, Kareem Abdul-Jabbar, pero hizo grandes a Byron Scott, James Worthy, Michael Cooper, Kurt Rambis, A.C. Green o Michael Thompsom.
En mi recuerdo están esos grandes partidos entre los dos grandes, sobre todo en la primera parte de la década, para posteriormente enfrentarse a los Pistons de Isiah Thomas y sus bad boys, y los Bulls de otro grande Michael Jordan.
Ahora es Gasol el que entra en la historia de uno de los más importantes equipos de la NBA, y lo hace a lo grande, con 24 puntos y 12 rebotes, en más de 35 minutos de juego, y, además saliendo de titular, lo que confirma la confianza de su entrenador Phil Jackson, así como de sus compañeros, hemos leído declaraciones de la estrella Kobe Bryant alabando al español. Muchas supuestas estrellas españolas deberían aprender.
Es verdad que en la NBA el juego en equipo es bastante escaso, basando el juego en el 1 contra 1 y el 2 contra 2, pero la aclimatación a los sistemas, el famoso triángulo de Jackson, ha sido asombrosa y espectacular.
Ahora pienso que estando en este equipo desde principios de temporada, y pese a su bajón físico, Pau disputaría el All Star. Pero es que, además, es una gran persona, tiene en su taquilla de los Lakers una foto de su gran amigo Juan Carlos Navarro, al que convenció para irse con él a Estados Unidos y por el que siente admiración desde sus tiempos en el junior del Barça, ya que lo acogió cuando era un recién llegado, y que próximamente verá, casi con total seguridad, en otro buen equipo.