Hasta ese momento el norteamericano del TAU había defendido espléndidamente al jugador mallorquín, que empezó el partido demasiado revolucionado, con tiros rápidos y sin posibilidad de penetrar a canasta debido a la envergadura de Mickael y las ayudas de los pívots. Esta situación fue justo la contraria que el partido de la liga regular, en el que Rudy comenzó enchufado, ya que la defensa baskonista, con cambios en los bloqueos directos, no podía pararle, hasta que Spahija ordenó que Mickael lo defendiera sin cambios, pero sí con ayudas.
El resultado todos lo conocemos, aquel partido lo ganó el TAU, con remontada en la segunda parte, y éste el Joventut, con mucha mayor repercusión, ya que era una final.
Siempre repito a mis jugadores que tienen que olvidarse de los árbitros, ya sé que es muy difícil, y dejar al entrenador que ejerza esa función, a veces de diálogo, a veces de protesta. En la pista no puedes permitirte un despiste y mucho menos borrarte del partido por una decisión arbitral. Pete Mickael lo hizo y su equipo perdió la final, hubo otros factores, por supuesto, pero ese podía haberse evitado.
Por otro lado me alegro de la victoria del Joventut, me encanta su juego, el desparpajo de sus jóvenes jugadores y, sobre todo, la dirección de juego de Aito García Reneses, uno de los mejores entrenadores nacionales, y que, con un equipo limitado, consigue sacar a sus jugadores el máximo rendimiento. Como espectador y entrenador disfruto viendo sus partidos, asombrándome de las variantes tácticas-defensivas que utiliza, en esta final una zona 2-3 muy abierta, y cómo le da la responsabilidad a los jóvenes.