El C.B. Molina ha organizado durante estas fechas navideñas el I Memorial "Fran Rosauro" en recuerdo del que fue su jugador, fallecido este pasado verano.
Ante todo, mi reconocimiento al club y al padre del jugador, que demostró una gran valentía estando presente en la clausura del campeonato, con momentos verdaderamente emotivos como el que se vivió por parte de jugadores, entrenadores y padres guardando un minuto de silencio en memoria de su hijo.
La invitación de tres equipos catalanes, junto con el modo de alojamiento de los jugadores, que se hospedaron en las casas de sus colegas murcianos, dio al torneo un carácter especial, en el que valores como compañerismo, amistad y diversión, se unieron a los tradicionales de nuestro deporte: esfuerzo, emoción y sacrificio, para convertir estos días en una fiesta del baloncesto.
Este campeonato sirvió, además, como devolución de la visita que el C.B. Molina infantil y mi equipo, el C.B. Capuchinos de categoría cadete, le hicimos al Els Monjos BC en su torneo de pascua la Semana Santa pasada, lo que llevó a estrechar unos lazos de amistad que en algunos casos han traspasado los límites del deporte.
Además del C.B. Molina, Els Monjos BC y Capuchinos, también participaron el A.D. Molinense y el C.B. Sitges.
En lo puramente deportivo se formaron dos grupos, uno con los cadetes de primer año y otro con los de segundo, los resultados los podéis ver en las páginas web de los equipos participantes, pero lo que sí me gustaría resaltar es el ambiente que se creó durante esos días en el Pabellón El Romeral, sede del campeonato, en el que los chicos dieron ejemplo de deportividad, con diálogos entre los jugadores en pista con los de la grada, pero siempre con respeto y "buen rollo". Comportamiento del que algunos adultos podrían aprender, ya que unos pocos demostraron que no habían entendido el sentido del torneo.
Para los demás, a Jose, Javi, Joseda, Emilio y Fulgencio, a Thais y toda la gente de Els Monjos, a las familias que recibieron en sus casas a los chicos de fuera como uno más, a Nacho, a Jorge, Fede, Javier y Juan y, por supuesto, a mi equipo, GRACIAS.
La invitación de tres equipos catalanes, junto con el modo de alojamiento de los jugadores, que se hospedaron en las casas de sus colegas murcianos, dio al torneo un carácter especial, en el que valores como compañerismo, amistad y diversión, se unieron a los tradicionales de nuestro deporte: esfuerzo, emoción y sacrificio, para convertir estos días en una fiesta del baloncesto.
Este campeonato sirvió, además, como devolución de la visita que el C.B. Molina infantil y mi equipo, el C.B. Capuchinos de categoría cadete, le hicimos al Els Monjos BC en su torneo de pascua la Semana Santa pasada, lo que llevó a estrechar unos lazos de amistad que en algunos casos han traspasado los límites del deporte.
Además del C.B. Molina, Els Monjos BC y Capuchinos, también participaron el A.D. Molinense y el C.B. Sitges.
En lo puramente deportivo se formaron dos grupos, uno con los cadetes de primer año y otro con los de segundo, los resultados los podéis ver en las páginas web de los equipos participantes, pero lo que sí me gustaría resaltar es el ambiente que se creó durante esos días en el Pabellón El Romeral, sede del campeonato, en el que los chicos dieron ejemplo de deportividad, con diálogos entre los jugadores en pista con los de la grada, pero siempre con respeto y "buen rollo". Comportamiento del que algunos adultos podrían aprender, ya que unos pocos demostraron que no habían entendido el sentido del torneo.
Para los demás, a Jose, Javi, Joseda, Emilio y Fulgencio, a Thais y toda la gente de Els Monjos, a las familias que recibieron en sus casas a los chicos de fuera como uno más, a Nacho, a Jorge, Fede, Javier y Juan y, por supuesto, a mi equipo, GRACIAS.
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